Bajo los escalones a mi subterráneo, y me encuentro inundado. El agua había subido grande, y me tocaba los glúteos. Densa, agua mezclada con barro, y yo caminaba por ella. Por veces sentí olores putrefactos, y aunque
desagradable, los sentía dentro mío.
Caminado otro toco, sentí el barro que se mepegaba a la piel, y yo lo deslizaba por mi
cuerpo, caricias me tocaban. Protegido por
ese barro, ni siquiera más olor tenía. O mejor, su fragancia era almizcle, y de
ese barro empecé a recordar muchos
encuentros con mis afectos.
Mi padre fue un tipo bonito. Bigotudo y alto, así lo recuerdo, panzón y bienaventurado por
los dulces y ebriedades de la vida. Muy
trabajador, suficiente para hacer mover
su intuición y ponerla en práctica para los negocios. Así hizo su pequeña fortuna .
Si, pequeña, no por el tamaño, porque eso poco importa. Pero porque la gran fortuna es la
conectividad viva con el universo, pluriverso,
multiverso en que estamos sumergidos.
Mi padre era vivo, generoso y compasivo,
puro en sus actos. Me dejo un toco solo,
quizá por no saber cómo hacerlo
diferente, y se dió cuenta tarde de su
ausencia con los hijos, que amaba más
que todo lo que poseía.
Vuelvo al subterráneo.El agua transborda, y
sube de los glúteos a los ojos,
emociones y compasiones que acojo y me
acerco, como un observador diapasón que
mira con cuidado al perro que sufre, este
siervo que algunos llaman ego, otros
identidad, otros personalidad...
Queden las teorías tuercas, queden.
Cada uno con la suya.
Me gusta llamarlo perro al ego, pues no dicen que el perro es el mejor amigo del hombre ?
Me encantan los perros, y hay que cuidarlos mucho, aunque cada uno en su lugar.
Algunos consiguen tener perros grandes,
nerviosos y asesinos, otros tienen perros
chiquititos, histéricos y desubicaos...
Alguien una vez me dijo que los perros no
tienen auto imagen. Sea verdad ó no,
me sirve bien la alegoría.
También están los que construyen relaciones magníficas con sus perros, y a veces estos
parecen más humanos que muchos hombres.